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En cuanto se conoce la noticia de que una nueva personita está a punto de llegar, muchos familiares y amigos comienzan a congregarse en la sala de espera de la zona de partos del hospital. ¿Su objetivo? Ver al recién nacido lo antes posible. Y ojo con denegarles el acceso porque más de uno se enfadará. Sin embargo, según recomiendan los expertos, lo mejor para el bebé es que pase al menos las primeras 24 horas de vida con su padre y su madre. Es decir, restringir las visitas al recién nacido en los primeros momentos de vida.

Tanto la madre como el bebé acaban de pasar por un momento estresante y doloroso, aunque muy reconfortante. El bebé ha pasado de vivir dentro del útero de su madre al mundo exterior. Es el momento para el piel con piel, para la primera lactancia, para la intimidad entre madre, padre y bebé.

Ponte en el lugar del bebé

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Ponte en lugar del bebé por un momento. Estabas en la tranquilidad de la barriguita de tu mamá, en un mundo aparte, cuando de repente llega el parto y sales al exterior. En los primeras horas de vida, todo es desconcertante para ti. Pero dentro de ese desconcierto sientes algo que te resulta familiar, la piel de tu mamá. Sin embargo, de repente empiezan a aparecer un montón de personas ruidosas que entran y salen de la habitación. También notas que tu madre está ya menos pendiente de ti, incluso notas nerviosismo o intranquilidad en ella. Seguramente por preguntas inapropiadas o consejos no solicitados.

Lo más importante es sin duda que se respete la voluntad de los padres. Ellos son los que deciden a quién quieren en la habitación en esos primeros momentos de vida de su nuevo miembro de la familia.

Hay hospitales que tienen sistemas para controlar el acceso a la madre y al nuevo bebé. Otros carecen de ellos. Es interesante que te informes de ello y en caso de que no tengan, establezcáis unas reglas básicas para las visitas. Esperamos que no te haga falta contratar a seguridad privada para que controle las visitas al recién nacido.

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