La sensibilidad y el estado emocional en el embarazo es mayor que en cualquier otro momento de la vida. Es una etapa de cambio, tanto físico como mental, y a veces nos mostramos inseguras por lo que vendrá. El estado emocional durante el embarazo varía notablemente. Podemos estar felices pero al mismo tiempo dolidas; mostrarnos ilusionadas y a la vez miedosas; también estar esperanzadas sin dejar de lado la incertidumbre. Este vaivén de sentimientos es comprensible. Por ello, te damos algunas pautas para intentar entender el estado emocional de las embarazadas.
1. Respeta su espacio y su cuerpo
Algún gesto como tocar la barriguita puede ser visto como una intromisión a la intimidad de la embarazada. Es cierto que hay madres a las que no les importa. Sin embargo, a otras muchas nos ha llegado a molestar durante el embarazo, sobre todo si no es una persona de nuestra total confianza.
Si somos conscientes, «dentro» de la barriga está lo más preciado para una mamá. Aunque las intenciones de querer toca la tripita son buenas, es comprensible que la futura mamá pueda mostrar rechazo por ello. Por otro lado, si estás embarazada y no quieren que te toquen la barriguita, anticípate y dilo sin problemas.
2. Los sabelotodo no ayudan… ¡agobian!
Está claro que una pareja que ha pasado por un embarazo tiene más experiencia que nosotros. Pero eso no quita que sepa de todo. Cuando estamos embarazadas valoramos los consejos… ¡pero no a todas horas! Piensa que igual que tú, todo el mundo le aconseja. Está claro que lo haces por su bien, pero piensa siempre si es la información que necesita en ese momento.
3. Preguntas odiosas: ¿Puedes comer jamón? ¿Te ves los pies? ¿Cuánto has engordado? 
Es cierto que todas estas preguntas son hechas con buena intención. Pero… ¡molestan! A una madre que lleva varios meses sin comer sus productos favoritos puede molestarle que le recuerdes que no puede hacer determinadas cosas.
Con la ropa pasa igual. A muchas madres les molesta el mero hecho de engordar notablemente, y más en la locura estética en la que vivimos actualmente y con los cánones de belleza de hoy en día. Es por ello, que a veces es incómodo para una embarazada recordarle que ha engordado.
4. Qué poquito has engordado… ¡no añadas leña al fuego!
Al igual que puede molestar a las futuras mamás que engordan mucho, tenemos que ser cuidadosos con las embarazadas que menos lo hacen. «No parece que estés embarazada» o «¿seguro que estás embarazada?» son preguntas que realmente no ayudan en el embarazo.
Es normal que en embarazos donde se engorda poco, la mamá esté preocupada por el futuro bebé (aunque esto no signifique nada malo para la salud del embrión). Ya es bastante con ese sentimiento que siente la embarazada como para que se lo recordemos cada vez que la vemos.
5. Evita preguntas personales sobre el parto
Tampoco es de buen gusto hacer muchas preguntas sobre el parto. Para todas las madres es un momento único y especial. Sin embargo, para algunas también supone un momento difícil y muy duro, e incluso a veces llega a ser traumático. Es por ello que preguntas del tipo «¿cuántos puntos te han dado?» no suelen ser bien recibidas por las mamás tras el embarazo.
Además, recuerda que solo la madre es la única máxima voz autorizada para decidir sobre su parto. El hecho de que elija epidural o no, o cualquier otra condición del parto es solo cuestión suya. Además, un parto es algo privado, por lo que recomendamos que no saques el tema sobre cuestiones tan personales e íntimas.
6. Comentarios sobre el cuerpo tras el embarazo y la lactancia
¡Ya verás el pecho si le das de mamar! ¿La cicatriz de la cesárea es grande? Todos estos temas tienen que ser tratados con mucha delicadeza. El cuerpo de la madre se ve sometido a muchos cambios durante el embarazo. La madre no sabe cómo afectara el embarazo a su cuerpo hasta que lo vive in situ. Es un momento delicado y los comentarios de ese tipo no ayudan a sobrellevar la situación.
Sobre la lactancia, es algo tan personal que no debes condicionar a la madre con ese tipo de comentarios. Afortunadamente, los padres tienen toda la información a su alcance, así como los efectos positivos y negativos. Es por ello que no debes predisponer (aunque sea indirectamente) con ese tipo de comentarios.
8. ¿Comes bien? ¿No comes demasiado de eso?
Preguntas sobre la alimentación y los antojos de la madre también son habituales en el embarazo. Consulta con tu médico las consecuencias de comer determinado alimento. Si el médico te dice que estás llevando una buena alimentación durante el embarazo no te preocupes por los comentarios.
9. Se te ha acabado salir…
También son típicos comentarios como «Ya no te vamos a ver el pelo» o «ahora son 24 horas al día con el niño». Para unos padres primerizos estos comentarios pueden ser contraproducentes, sobre todo si son muy jóvenes. Es obvio que un bebé te cambia el ritmo de vida, ya que es totalmente dependiente de ti.
Por otro lado, ser padre no significa renunciar ni a amigos ni a familia. Es cierto que la planificación horaria y la comunicación con la pareja debe mejorar y ser mucho más importante. Simplemente se trata de pensar en tu bebé a la hora de hacer los planes.
10. Cuidado con el hermanito y los celos
Este comentario también es uno de los típicos cuando estás embarazada. Para unos padres que esperan su segundo bebé, una de las mayores preocupaciones es comunicarlo al hermanito/a mayor. Generalmente lo entienden bien e incluso se sienten con mayor responsabilidad, pero puede ocasionar complicaciones. Tampoco es necesario recordárselo en todo momento tanto a los padres como al hermanito en cuestión.
11. Una recomendación general
Nuestro principal consejo es que ser prudente es mejor que mostrarse invasiva. Sé muy cuidadosa con tus comentarios, aunque tus intenciones siempre sean buenas. Intenta siempre ponerte en su lugar y empatizar con la embarazada. ¿Le puede molestar lo que le digo? ¿Puede tomárselo mal? Recuerda que el estado emocional en el embarazo es cambiante y lo que único que necesita de ti es tu ayuda y apoyo. ¡Empatiza!