Según me contaron mis padres, cuando era muy pequeño, a la hora de comer quería ver siempre el mismo capítulo de La Abeja Maya. Y si no, me negaba a comer. Aunque reconozco que con dos años era un poco puñetero, la verdad es que el querer ver de forma reiterada el mismo capítulo de una serie, una película, o que nos lean el mismo cuento, es algo muy común en los niños de esa edad.
Desde el punto de vista de los padres en muchas ocasiones puede llegar a convertirse en una pequeña tortura.
¿Por qué los niños pequeños quieren ver una y otra vez la misma película?
Simplemente porque el cerebro del niño está diseñado así. Es una etapa indispensable del desarrollo de la persona en la que se aprende por repetición de patrones.
Para un niño pequeño es difícil seguir hasta los argumentos más sencillos por lo que se sienten más seguros y más felices viendo lo mismo una y otra vez. Cada vez que realizan un visionado, su entendimiento sobre el hilo argumental aumenta, creándoles una sensación de satisfacción.
La misma sensación que cuando un adulto se da cuenta de que en realidad Darth Vader es el padre de Luke Skywalker. «Eeeehhh, ¡ya lo pillo!», nos decimos a nosotros mismos con una sonrisilla de auto-realización. Y también nos gusta regodearnos si la persona que está al lado viendo lo mismo no lo ha entendido. «¿No lo has entendido? ¡Es su padre! ¡SU PADRE!».
Algo predecible en un mundo por descubrir
Como hemos dicho, los niños se sienten más seguros conociendo como va a acabar una película. Ponte en su lugar, muchas de las situaciones a las que se enfrentan cada día son nuevas o las han vivido muy pocas veces. Existe mucha incertidumbre en su vida porque les falta el factor de la experiencia. Dentro de ese contexto, necesitan agarrarse a algo que les ofrezca seguridad más allá de sus padres.
Sin embargo, cuando somos adultos eso ya no funciona. Nuestro cerebro evoluciona, tenemos más experiencias vividas, tenemos nuestra zona de confort personal. Como adultos necesitamos continuamente vivir cosas nuevas en menor o mayor grado. Algunos con realizar algún viaje de vez en cuando y ver el último estreno en el cine les vale. Otros necesitan hacer puenting, sumergirse en las profundidades marinas o escalar la montaña más alta.
¿Hay que preocuparse por estas «obsesiones»?
No. Según explican los expertos es algo positivo. La repetición continua les permite desarrollar mejor habilidades lingüísticas y narrativas, y ayuda a desarrollar la habilidad del aprendizaje.
Así que no te preocupes, llegará un día en el que hasta ellos mismos se aburran y decidan cambiar. Son fases por las que deben pasar todos los niños, así que te toca afrontarlas con paciencia. Puedes aprovechar esa etapa de tu hijo para intentar que vea dibujos animados en inglés. Así al menos los adultos de la casa pueden aprovechar para aprender idiomas.
¿Y tú? ¿Cuál era tu película, serie o cuento que querías ver una y otra vez cuando eras pequeño o pequeña?